domingo, 25 de mayo de 2014

Comentario crítico sobre los Derechos Humanos.

http://www.noticiasdenavarra.com/2014/01/15/opinion/columnistas/el-farolito/en-la-declaracion-de-derechos-humanos-falta-uno



Voy a comentar el artículo periodístico “En la Declaración de los Derecho Humanos falta uno” del diario Noticias de Navarra, escrito por F.L. Chivite y publicado el miércoles 15 de enero de 2014.

La intención del autor es hacernos ver que la mayoría de los suicidios se producen porque la persona no tiene a su disposición la eutanasia y que por lo tanto, no solo admitir el derecho a la muerte asistida a los D.D.H.H., sino hacerla legal en España.

Para mí no hay diferencia entre el suicidio y la muerte asistida; en ambos casos se decide poner fin a la vida voluntariamente salvo que en el primero suele hacerlo uno mismo con los medios que están a su alcance (normalmente recursos dolorosos) y en el otro se recibe ayuda y se muere de manera indolora.

Soy fiel creyente de que existen dos tipos de suicidio: el de los débiles y el de los ¿sabios?, ¿fuertes?, ¿honorables? No creo que ninguna palabra se ajuste al concepto que quiero expresar.

El de los débiles sería aquel en el que el individuo decide quitarse la vida porque ve que sus problemas le superan y no puede ver más allá de la negatividad de sus pensamientos, siempre hay esperanza. La vida es un regalo en el cual hay que sufrir para disfrutar, y que si te ahogas en ese sufrimiento y no disfrutas de los pequeños placeres, nunca llegarás a ser feliz.

La segunda clasificación de suicidios sería donde encontraríamos a aquellos que deciden dar su vida por amor a sus principios, aunque en ocasiones la finalidad no sea tan buena (como por ejemplo los hombres bomba, en los cuales veo una acto de pasión y digo de admiración aunque la finalidad me sea escandalosamente horrible) y a esas personas que saben que su vida va a acabar y en lugar de sufrir esa agonía, optan por el suicidio o la muerte asistida.

Creo que en España se deberían de crear centros de muerte asistida, puesto que si alguien decide abandonar el mundo, debería de ser de la forma más eficaz e indolora existente.

En último lugar, decir que el suicidio sigue siendo un tabú porque aquellos que lo hacen suelen diagnosticarle algún tipo de enfermedad mental o lo hacen con mala intención. Si las personas que se suicidasen tuviesen una mente clínicamente sana o se quitasen la vida por un motivo puramente altruista, el momento de poner punto y final no estaría tan mal visto.

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